Pulseras mágicas

Mercurio por la calle mayor

Hay dos grupos de gente que me ponen de los nervios especialmente, los testigos de jehova (creed lo que queráis, pero déjame en paz) y los de las ventas piramidales (dejad que os timen si queréis, per a mi dejadme en paz).

Hoy en el trabajo me han intentado vender una pulserita de esas que abren los chakras y te proporcionan bienestar general gracias a unos hologramas. Considero que para creerte que un holograma te va a curar debes ser subnormal profundo.

Yo soy escéptico por naturaleza y le he dicho al tipo que se metiera la pulsera por el culo, a ver si veía la vida con otra perspectiva. El tipo me ha querido hacer una demostración levantando una pierna y apretando un brazo. He accedido a hacer la prueba, pero ante el patético resultado le he dicho poniéndome serio que no me podía creer que se creyera esas tonterías. El hombre me ha dejado tranquilo, pero para que escarmiente me he pasado el día cachondeándome de su pulsera.

El abuelo de Mr. Fantástico o un tipo durmiendo con la pata de palo pillada.

Le decía que tenía súper poderes y que podía coger cajas de doscientos kilos sin pestañear. Cuando teníamos prisa, le decía que le diera caña a la pulsera y si venía alguien a decir algo, le decía que no se pasara ni un pelo, que mi colega tenía una pulsera con súper poderes y lo iba a matar de un rayo de energía holográfica. Algo así como el linterna verde de los comics. Incluso le he bautizado como Hologramamán (no es brillante, pero tenía prisa).

Le he diseñado un logo para proyectarlo con una linterna en el cielo cuando se le necesite y le he buscado una compañera, Hololoro esta vez haciendo un brillante juego de palabras, ya que tiene un loro en casa y una mujer con una nariz que parece un cucurucho de castañas.

Capitán palote y la bruja escarlata.

Al rato se ha hartado, como era de prever y me ha soltado que el dueño de la empresa y el director lleva una desde ese mismo día. Uno no tiene nada, aunque sus años son como los de los perros, uno humano pasa como siete para él. El otro tuvo una enfermedad jodidilla y le faltan la mitad de los órganos. Creo que es como un Mister Potato, si le pegas una colleja fuerte, lo desmontas.

Ante la dudosa salud de los portadores de pulseritas, me he descojonado de la risa y le he dicho que viendo la salud de los otros, más que para curar sirve para matar, que seguro que si se la pones a una vaca deja de dar leche y que a mí no me acerque esa mierda. Le he prohibido entrar a mi departamento con ella.

Queda pendiente la mofa con los otros dos elementos que llevan la súper pulsera, pero esos son más peligrosos, tendré que recurrir a la hostia fina.

Os tendré informados.