Payoponi un viernes a las siete cualquiera.
La otra noche los astros estaban alineados y los dioses de acuerdo para que no durmiera por la noche. Afortunadamente estoy de vacaciones, por lo que me lo tomé con filosofía.
Me acosté a la una y se oía una voz que venía del piso de arriba, donde una mujer sudamericana llamaba insistentemente a un tal Alex, que por lo que después averiguamos, era un niño que se había encerrado en una habitación y no daba señales de vida.
Lejos de indignarme por los gritos, me dio por seguir la situación mientras hablaba con mi mujer.
Mi mujer estaba bastante más cabreada, se iba a levantar pronto y poco después de la enésima llamada al tal Alex, un tipo soltó una frase típica en estas situaciones:
-Que son las doce, joder- dijo.
Mi mujer, que es muy servicial, puntualizó a grito pelado:
-¡La una!- El tipo del otro piso corrigió
-¡La una, joder, la una!-
Y se hizo el silencio durante un rato. A la hora, justo cuando empezaba a coger el sueño, mi mujer empezó a roncar. Mi mujer no ronca como los seres humanos normales, ella no ronca nada durante diez o veinte minutos y de pronto pega un ronquido capaz de levantar a un muerto. Es un sonido similar al que hace un palé cuando se arrastra. Me desperté, bebí agua y escuché a los jodidos de arriba que seguían llamando al subnormal de Alexito.
Aproveché la ocasión para grabar a mi mujer roncando, una prueba irrefutable para el futuro.
Para animar el tema, empezó a sonar un móvil que parecía que tenía un altavoz del Nou Camp y cada diez minutos soltaba una estúpida melodía de Reguetón que decía que el tipo se declaraba ganador. El Reguetón, que es la música más odiosa del mundo solo equiparable con el flamenco, tiene dos vertientes, el de las guitarritas de una cuerda y el del ritmo cansino, esta por suerte, era de la guitarrita, que es menos molesta.
Ni el mismísimo equipo A me podría haber ayudado (versión portátil)
La orquesta del momento consistía en ronquidos espontáneos de mi mujer, cada cinco minutos el trocito de canción del puto ganador, un par de gritos a Alexito y el traqueteo de la puerta.
Conclusiones:
-Con lo de mi mujer, me jodo. Ella también aguanta lo suyo.-
-Odio profundamente el reguetón, es música para retrasados-
-Como amantes del reguetón , mis vecinos de arriba son subnormales profundos . La prueba es que en una casa, con un niño encerrado que no contesta, se bloquean y están tres horas llamándolo y trasteando la puerta. Si en mi casa un niño se queda encerrado sin contestar, al cuarto de hora hay una cerradura o una puerta menos, dependiendo de la necesidad.
-En cuanto acabe las vacaciones, avisaré a la urbana a menudo cuando semejantes cenutrios hagan jaleo.-
-En cuanto pueda nos mudamos.
-Me puedo dormir en cualquier situación, el tiempo límite de insomnio en caso de jaleo es de dos horas.
Informando desde Guantánamo, Dr Deferiensia.
Los vecinos...., a veces me pregunto que pasaría si en un mismo edificio metiésemos a todos los vecinos toca-pelotas que hay en España...
ResponderEliminarMe ha encantado tu blog, me ha arrancado carcajadas a las 12 de la noche, y esto que estoy cansadísimo.
Gracias!
ResponderEliminarSi los consigues meter a todos en un edificio, avisa que los matamos.