domingo, 13 de junio de 2010

Una cada día

Gato con mis pastis nuevas.

Si veis la anterior entrada del blog, es de hace un mes. El médico me envió para casa a hacer reposo y le hice caso del todo. Salvo esporádicos comentarios en algún blog, me he dedicado a mirar el techo de casa, la tele y a apalancarme mareado.

Hacía tiempo que me encontraba decaído. Me costaba levantarme, me costaba dormir y me costaba hacer cualquier cosa sin un motivo aparente. Me obligaba e iba tirando, pero un día tuve fiebre. Tras la fiebre unos mareos considerables y me fui al médico.

La doctora me dijo que estaba hecho polvo, que necesitaba descansar de verdad. Después de análisis y demás, me dijo que estaba causado por el estrés, que me había llegado a afectar a nivel orgánico y que un par de recetas iban a mejorar mi calidad de vida, pero que me las tenía que tomar durante nueve meses sin dejarlas.

Yo esperaba un bote de pastillas anaranjado de esos de etiqueta escrita con máquina de escribir, de las de las pelis americanas, de las que cuando el protagonista de la peli de turno empieza a temblar, intenta coger una, pero se le caen todas. De eso nada, son unas pastillitas igual de grandes que una Juanola, pero blancas y redonditas.

Las pastillas estaban muy contadas y bien empaquetadas. Antes de tomármelas, se las enseñé a un amigo que tiene experiencia en este tipo de problemas y me comentó que son fuertecillas, pero en la cantidad que me han dado no, y que bajo ningún concepto las puedo dejar sin consentimiento del médico.

Al día siguiente, me metí una entre pecho y espalda y nada. Me tomé la otra que me dieron y al rato, fue como si me quitaran una mochila de piedras. Me tomé un whisky para ver si reaccionaba mal el cuerpo mezclando, pero no, la cosa no dio problemas.
Me di cuenta de lo jodido que estaba, de que las cosas no iban bien y de que tengo que poner remedio a problemas que me acucian.

Tomarme esa mierda de pastillitas fue como limpiarme el cristal de las gafas, como sacar la cabeza de debajo del agua, como quitarme las legañas…

Conclusión, vamos a tomar el toro por los cuernos dentro de un par de semana, cuando el tema esté más estable.

Por cierto, antes de que preguntéis, ni vendo ni doy. Es una por día y van contadas.
También estoy de mejor humor, lo que me permitirá actualizar más el blog.
Nos vemos más seguido.

2 comentarios:

  1. me alegro de que te funcione el tratamiento a la primera. a veces van probando con diferentes pastis hasta encontrar la adecuada y te fastidian aún más. Cuidadín con los guiscachos!!!!

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  2. pastillas pal alma. ten cuidao, amigo y no mezcles.

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