lunes, 30 de noviembre de 2009

Los cojones te ato

El otro día perdimos una revista. Por cosas que no vienen al caso, la buscamos por toda la casa. Todas las habitaciones, todos los rincones, incluso en los cables, donde se rumorea que el último ser humano que pisó fue el paleta que puso el suelo y debajo de la capa de polvo todavía se ven las pisadas.

La revista se había volatilizado, desaparecido, sin duda estaba en otro plano existencial, en otra dimensión, en la habitación secreta de todas las casas donde están todas las cosas que han desaparecido, aquella revista, aquel disco, aquel billete de diez mil pesetas…

Desesperados y acabando de repasar el techo palmo a palmo, nos decidimos a recurrir a las ciencias ocultas, al bello arte esotérico, a hacer caso a la abuela y al gurú de estas cosas, que no es otro que el gran, ex masajista del Barça que todo ser humano conoce.

Me han contado que este tipo era muy aficionado a la magia blanca de andar por casa. Desde poner fotos pilladas en la pata de la cama a fotos de matrimonios en la nevera no se con que oscuro fin. Se dice que su víctima favorita era cierto entrenador holandés con cabeza de ladrillo que salió a patadas y entrena en Alemania.

La cosa es que según esta gente, para encontrar algo perdido, hay que atar un lazo rojo a la pata de una silla y decir en voz alta:

San Cucufato pillando.

“San Cucufato, San Cucufato, los cojones te ato. Cuando me devuelvas lo que me has quitado, te los desato”

Realizado el ritual, San Cucufato no pudo aguantar más el nudo que parecía cortarle la circulación de su pito. Mi mujer se sentó en el sofá y descubrió la revista doblada en el filo del sofá, el filo ese en el que muchas veces se encuentra el mando y monedas.

Vista la efectividad del encantamiento sadomasoquista con el pobre santo, procedimos a repetir el ritual para encontrar el santo grial de la casa. El cinturón.

El cinturón es un objeto místico de casa. Desapareció sin dejar rastro con el cambio de milenio. Creíamos recordar que era chulo, cosa que nos hizo remover la casa en varias ocasiones. Tres cambios de habitación y nueve años no habían conseguido sacar del escondrijo al cinturón.

Con el tiempo atribuimos al cinturón poderes mágicos. En casa se decía que cuando se encontrara el cinturón, la humanidad entraría en una nueva era, el futuro de las películas de los ochenta, el auténtico año dos mil, el de los coches voladores y los robots chachas custodiando casas con rifles laser.

Nos olvidamos del tema y a mi mujer le dio por ponerse un cinturón, cosa rara en ella. Abrió el cajón y se puso uno.

Como bien habéis adivinado, era el cinturón.

Fue curiosa la sensación que tuvimos. Fue como quitarse una espina que llevábamos nueve años clavada. En realidad es una estupidez, pero en casa era frecuente escuchar que cuando algo se había perdido, estaba al lado del cinturón.

Por eso os digo, que si habéis perdido algo y no sale, probad. No se pierde nada y a nosotros nos ha funcionado, y como podéis suponer, con el cinturón la cosa estaba dura.

Tenemos pensado probar con el Grial, el arca de la alianza y la tumba de Alejandro Magno.

Os tendremos informados.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El ocaso de una estrella

En su sofá, como todas las tardes, recordaba sus buenos tiempos, rodeado de niños que continuamente le saludaban con la mano y le abrazaban. Recordaba a sus antiguos compañeros con nostalgia.

Cuando su condición sexual se hizo pública, lo echaron de la serie al instante. Un gay reconocido rodeado de niños era una cosa antinatural en los ochenta. Una vez en el paro y con una suculenta paga de por vida, se dedicó a hacer todas aquellas cosas que siempre deseó pero nunca pudo hacer por trabajar de cara al público. Cosas de adultos.

Tuvo varios novios, pero el sexo no le fue demasiado bien debido a su peculiar espalda. Varios amantes acabaron en el hospital, uno en coma por moverse en el sentido equivocado en pleno acto. Volvió a ser portada en las revistas y empezó a ganarse otro tipo de fama. De ahí al sado el paso fue muy corto, la gente se agolpaba en las salas x para ver sus películas. Todo acabó cuando murió su compañero de rodaje favorito en una escena de sexo anal.

Las drogas y el alcohol acabaron por cansarle, debido a sus peculiaridades no le permitían meterse en discotecas, era un peligro en las aglomeraciones y colocarse solo no se le antojaba divertido. El mundo que tanto le había querido le estaba metiendo en una jaula de oro. Su nombre empezó a ser tabú y sus antiguos compañeros le retiraron el saludo, todos menos uno.

Con el tiempo pagó por el sexo, cientos de tipos con armadura compartieron su cama mientras él lloraba de espaldas sabiendo que cuando cobraran se largarían. Su deformidad que tanta fama le había dado le condenó a la soledad absoluta.

Lo que más le jodía era que su piel no era tan suave como antes, se le hacían cada vez más bolas de pelo y empezaba a verse cada vez más claro. Los ojos inyectados en sangre por el abuso del alcohol y la incipiente coronilla de monje, no contribuían a mejorar su aspecto deforme. Poco a poco empezó a parecer por delante una patata con mechones de pelo.

A veces venían a verle su único amigo, deforme como él, había gozado de la fama durante más años, pero la edad hizo mella en él. Mientras uno rodaba sado, el otro recibía homenajes por su moribunda carrera. Su ex compañero jamás se olvido de su cumpleaños ni de ir a verlo una vez al mes.

Cuando le veía, evidenciaba que su deformidad mejoraba, al caerse el pelo parecía más humano. El gimnasio y las operaciones convirtieron a su socio en un ser humano de pleno derecho. Feo, pero humano. Viendo como le iba a su compañero, pensó en operarse, ponerse unas tetas y a lo mejor hacerse un cambio de sexo, pero nunca llegó a hacerlo.

Un buen día su ex compañero le presentó a su novio, un modelo sueco de diecinueve años. Le hablaron de boda y le pidieron si quería ser su padrino.

Eso fue la gota que colmó el vaso. Se sintió más solo que nunca, no salía de casa y solo le llamaban para salir en programas del corazón. Con el tiempo dejó de comer.

Ayer le encontraron clavado en su sofá, muerto desde no se sabe cuándo y con una foto en las manos.

Descanse en paz Espinete.

martes, 24 de noviembre de 2009

Siempre parece fácil al principio

Siempre acabo igual. Tengo un ciclo vital de un número concreto de años. Cada ciclo hago cosas que ya hice en el pasado, algunas positivas, otras no tanto.

Pertenezco a un pequeño grupúsculo de gente de inquietudes atípicas. Hemos hecho cosas curiosas, pequeñas y divertidas.

El otro día me levanté con una idea en mente, coger diez posts delos miles que he escrito en los cuatro o cinco blogs que he tenido, reescribirlos y que un actor haga diez monólogos. Después los montaré y los colgaré en la red. Creo que me decantaré por Vimeo y el obligado Youtube.

El otro día me crucé con el actor que siempre me pregunta si tengo algo en mente y que tenía en mente para hacer los monólogos. Le dije que no, que todavía no, pero que pronto. Es perfecto para lo que quiero hacer.

Dos días después hablaba con uno de mis socios de maldades, el que conoce desde actores consagrados hasta actrices porno pasando por músicos de todo tipo. Es el tipo de persona que si le dices que necesitarías a alguien que supiera hacer algo, te responde que no hay problema, que lo avisa. Es tan buen tipo que todos hacen lo que él les pide sin cobrar y acaban siendo tus amigos, que a su vez te preguntan de vez en cuando si tienes algo en mente, que la última vez fue divertido. Otros no los vuelves a ver, a veces te enteras de uno se va a trabajar en el Hobbit.

Después hablé con mi hermano, que siempre empieza diciendo que no, que es una locura y acaba viendo lógico lo que es ilógico para los demás antes de verlo.

Recuerdas que tienes un par de cámaras digitales en casa muertas de asco, que tienes todo lo que necesitas, pero hay cosas que no tienes y quedarían bien, las consigues y haces lo que querías. Es la hora de ir a buscar el foco, nuestra iluminación de toda la vida, un puto foco. Esperamos no fallar en el sonido como siempre.

Al final acabas con un porrón de gente, pasándotelo en grande, con tu mujer diciéndote que estás loco mientras grabas, pero acaba descojonada de risa en casa. Al final descubres que treinta mil personas se han reído con lo que has hecho, que no es poco. Es un Sant Jordi lleno. Algunos videos han pasado de las cien mil, un Nou Camp. Me gusta imaginar a un Nou Camp viendo nuestro video de mierda.

En eso estamos, en la fase de planificación, ya he convencido al que todo lo consigue y tengo medio engañado a mi hermano. El actor está esperando a que se me ocurra algo, no sabe que ya la están peinando.

No os vayáis demasiado lejos, que ya mismo pongo los fideos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Depeche Mode en Barcelona


El viernes fui a ver el concierto de Depeche Mode. Al llegar media hora antes, me encontré con una cola brutal para entrar en el Sant Jordi, habían unos cuantos seguratas que no te dejaban entrar de golpe por no sé qué cojones. Una idea de mierda, fuimos muchos los que entramos justos para ver entrar al grupo al escenario, desde aquí decirles que fueron unos impresentables haciendo dos colas para veinte mil personas.

Depeche Mode tiene una dilatada carrera, setenta millones de discos vendidos y un estado de salud como mínimo delicado, por lo que no me esperaba demasiado del concierto.

Gran error, estos tipos están en plena forma. El disco nuevo es de los mejores de su carrera (a mi juicio) y en directo suena muy bien.

Nunca los había visto en directo, pero me sorprendieron mucho. El cantante sabe de esto un rato y desde los primeros minutos el Sant Jordi se puso en pie y ya no se sentó.

Es un directo muy trabajado, con una presentación muy cuidada, cargando la imagen del concierto al vídeo y con muy poca luz. Quizás lo mejor es el control de los tiempos del concierto por esta gente.

Es un directo mucho mejor de lo que se puede imaginar, si os gusta el grupo mínimamente, no dudéis en ir a verlo.

Lo mejor: Ellos, las tablas que tienen, el video de refuerzo, como suenan en directo, la respuesta del público, Martin Gore

Lo peor: La organización a la hora de entrar, pésima. El juego de luces un poco desangelado, que me da que dentro de poco lo dejan, los veo en forma, pero muy mayores.


Un video de la actuación de Montreal. La de Barcelona fue mejor a mi juicio.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Maquillaje



Sirena en el súper.

El otro día veía a Patricia conde sin maquillaje en la portada de una revista y pensé que si esa señora me pasaba por el lado, ni me giraba. También salía Paz Vega recién llegada de resaca y unas cuantas más sin maquillaje. Cuando vi alguna de las fotos pensé que el maquillaje se lo tenían que tatuar en la cara.

Veo un porrón de mujeres que con el puño en alto claman para que no salgan tan maquilladas en las revistas y nada de photoshop, que las mujeres que salen no son reales.

Creo que todo es cierto, pero me importa un carajo, la verdad. Lo único que veo incorrecto es bajar tallas con photoshop por lo de la anorexia, pero el resto como que me da igual. De hecho veo correcto que esas cuatro mujeres, que menos la Carbonero parecían todas enfermas, se maquillen a rodillo.

Pero hay una pregunta que no me puedo dejar de hacer ¿Por qué cojones les molesta tanto a las mujeres?

A los hombres, salvo excepciones dañinas a la vista, les da igual ser guapos o feos. Solo les importa si mojan o no, y solo si son solteros o casados pendones. Entre hombres nunca escuchareis cosas como estas:

-“Tú es que tienes un torso muy bonito”-

-“Tienes el culo caído”-

-“Ponte algo para ese grano”-

-“¿Has visto que zapatos se ha comprado ese cabrón?”-

Las versiones masculinas de estas cosas pueden ser algo como esto:

-“Estas cachas, te pegaras buenas panzadas de follar…”-

-“Te estás poniendo fondón, como sigas así vas a tener que cagar en dos lavabos”-

-“Eso es un grano pajero…”

-“Que bambas más culas lleva el tío ese…”-

El maquillaje no siempre sienta bien.

¿No sería más fácil asumir que las señoras de las revistas están más buenas? ¿Por qué si el maquillaje hace tanto no se pintan como puertas las señoras de a pie? ¿Por qué no asumen que sus tipos nunca serán como el de las modelos y se matan de hambre para tener un culo que quepa en la mano de un niño? ¡Es absurdo!

Desde aquí sugiero que si las señoras de la calle se van a poner tan buenorras como las de las revistas con un kilo de maquillaje y unas cuantas operaciones, que entren por el seguro y a tomar por culo.