jueves, 24 de septiembre de 2009

Una cabra en un garaje


La señora sandía escuchando las noticias.

Ayer tuve reunión de padres con la profesora de mi hijo. Al entrar, todo el mundo corría buscando la silla de su hijo para sentarse. Las madres, cuyos culos abarcaban silla y media (una dos sillas), sonreían mientras esperaban atentas a que les leyeran la nota que les habían pasado a principio de curso. Como malas madres que son no se lo leyeron en ese momento, de ahí la reunión. Pensad que la lectura y comprensión de un folio, puede ser un proceso de más de una hora dependiendo de la limitación de los oyentes.

La profesora, como todos los años fue a la peluquería, se maquilló como un putón y se vistió con ropa limpia para recibir a los padres. Lo que no pudo disimular fue la poderosa vena en el cogote reforzada a base de gritar a niños menores de siete años. Sonreía como si le estuvieran haciendo una colonoscopia. La clase olía a limpiasuelos, la acababan de limpiar para que diera buena impresión. En las reuniones individuales te das cuenta, no limpian para cada reunión.

Monumento al profesor desconocido.

Se limitó a leer la nota que nos pasaron, algunos padres, haciendo gala de su deficiencia como padres, pidieron papel para apuntárselo todo, así tenían una copia a mano de la fotocopia del cole. Igual de estúpido que la reunión y que la mayoría de los padres.

Muchos conceptos debieron ser aclarados, como el calendario de festivos, preguntas complejas como si el primer número era el mes y el segundo el día retrasaron notablemente la cumbre. Quedó claro que hay madres que piensan que hay más de veinte meses, de hecho dudo que muchas sepan lo que es un mes. Eso sí, pregúntales por la Pantoja y te sacan siete generaciones.

Había un padre marroquí que creo que estaba intentando levitar usando la fuerza, ya que miró un punto fijo en la pared y de ahí no lo sacaron.

Algunas madres hicieron ingeniosos comentarios, como que su hijo iba a cumplir siete años, dato interesante si no fuera porque su hijo al igual que todos tienen la misma edad. La señora esta y su joroba estuvieron hablando de la edad de su hijo durante varios minutos. Quizás fue el momento cumbre de la estupidez humana de los que he presenciado en mi vida. Bueno, el de las fechas también fue estratosférico.

Madre ejemplar de compras. Si, la hija de puta lleva al niño con correa.

Algunas madres se dedicaron a marujear mientras la profesora hablaba con una sobre un tema tan estúpido como intrascendente, fue ahí cuando la profesora mostró su verdadera naturaleza, se estaba mordiendo la lengua para no gritar a las madres que se callaran. La sensación fue similar a la de verle la punta de los colmillos a un vampiro. Dentro de esas siete capas de pintura había una histérica chillona. Sentí cierta lástima por mi hijo, aunque no le irá mal descubrir la clase de gente que hay en este mundo. Será como una vacuna para los cabrones con los que tratará en el futuro, sin duda.

Yo me limité a asentir, a mirar a la profesora fijamente para ponerla nerviosa, cosa que funcionó, y a largarme el primero en cuanto abrieron la puerta.

Es sin duda una de las ocasiones en las que me he sentido más fuera de lugar.

Perra vida.

4 comentarios:

  1. Has pensado alguna vez en llevar una cámara oculta?

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  2. Eres un insociable en lo que al cole se refiere, cariño. Te quiero, señor insociable.

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  3. Lo de la cámara mejor que no. Es algo para olvidar.
    Lo otro...

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  4. Cada vez me dáis más razones para seguir en mis trece con la idea de no traer más desgraciados a este mundo...

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