Spiderman haciendo un agujero con la polla en el muro de las lamentaciones.
Existe un momento en la vida de un hombre que es el de poner las cosas en su sitio. Es el momento de ordenar una vida desordenada, poner estanterías donde no las hay para sanear tu entorno. Es el momento de coger el taladro y empezar a hacer agujeros. Es el momento de coger los tacos, el nivel y la estantería. Es tarea sagrada, peregrinación, viaje iniciático propio de un hombre adulto. Coger la broca y ponerla ante la mirada curiosa de un niño es algo obligado en la vida de todo hombre, porque un hombre incapaz de poner una estantería ni es hombre ni es nada.
Encender el taladro, hacerlo girar a toda mierda para hacer un agujero es necesario para después tomarse una cerveza fresca con los dedos manchados de yeso y la pared desconchada. Son las mejores cervezas del mundo, las más sabrosas y las únicas que se pueden beber sin ser molestado.
Cuando un hombre le pide al otro un taladro, es correspondido con la respuesta del rito ancestral. Se le suele pedir al típico impotente que ve la fórmula uno, lleva cojonera y tiene una caja de herramientas de dos mil euros para limar una puta barandilla.
-¿Necesitas brocas?-
-Sí, déjame(x, las que sean)-
-¿Necesitas ayuda?- esa es la siguiente pregunta-No. No hace falta-Es la respuesta del hombre verdadero, solo se puede pedir ayuda con una estantería de más de dos metros de largo, la respuesta se tiene que dar asintiendo sin dudar.
La última frase es mañana te lo traigo, junto con una bendición y una visita posterior para admirar los cuatro agujeros cagados y la estantería torcida.
He buscado una versión femenina del rito del taladro en las mujeres y me ha costado encontrarla, pero he dado con ella.
La versión femenina del rito del taladro es el rito de la vaporeta.
¿Vaporeta o taladro?
En un momento de la vida de la mujer, al heredar un piso o al comprarlo, mientras el marido se prepara para cargarse la pared con un taladro, la mujer pone en marcha la vaporeta, instrumento endiablado creado para dejar las persianas como los chorros del oro.
El rito del préstamo de la vaporeta es similar al del taladro, pero curiosamente, a veces las mujeres se ayudan entre ellas, prueba de que tienen más sentido común que orgullo, rasgo impropio del hombre.
El rito desconocido por mí, incluye instrucciones de uso, explicación de anécdotas pasadas con la vaporeta y recuento de lesiones ocasionadas por tan peligroso artilugio. No pocas vidas se ha llevado por delante la vaporeta.
No seréis adultos si no habéis llevado a cabo uno de los dos ritos, que lo sepáis.
martes, 11 de mayo de 2010
Ritos sagrados
Etiquetas:
códigos secretos,
conejas,
Curiosidades del mundo,
gente,
opinión,
sexo,
vida real
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Creo que soy adulto, destruí la pared de mi piso hace bien poquito...
ResponderEliminarSaludos.
Yo cogí el taladro de mi marido, sin permiso, y colgué un cuadro. Pero no lo sabe...de la vaporeta paso, que ya limpio bastante sin ella
ResponderEliminarHe ahí: siempre preparado para taladrar lo que sea, por más que se lamenten, jajaja!!!
ResponderEliminarjajajajajajaja
ResponderEliminarYo el tema taladro lo tengo superado, estoy a punto de pasar al nivel "voyamontarmelosmueblesdeIkeayosolo".
ResponderEliminarCon dos cojones.
Yo estoy por llamar a Spiderman para hacer agujeros. Se le ve puesto en el tema. Además da imagen de profesionalidad, así con su uniforme y todo.
ResponderEliminar