martes, 23 de febrero de 2010

Campechano

Campechano, na
Que se comporta y trata a los demás con campechanía
Campechanía
“Trato llano y cordial, sin ceremonias ni formulismos”

Si a alguien se le aplica esta etiqueta es sin duda al rey. Decir que un tipo que cuando entra en un sitio es recibido con un himno, que cuando se le saluda se le hace una reverencia por pelotas y que cuando se le falta al respeto se comete un delito es campechano, es como decir que una puta es casta.

Si queréis ver lo campechano que es el rey, os plantáis delante de su casa con una botella de vino y una baraja de cartas. Cuando os abran le decís qué vais a comer, que como os han dicho que es muy campechano, queréis comer con él y echar unas cartas.

Otra posibilidad es que os encontréis con los príncipes por la calle, le cojáis a la Leti la mano y simuléis hacer lo de la corriente de break dance. Si no lo pilla a la primera decidle que a ver si se entera y os sigue el paso. No creo que os de tiempo a hacer el moonwalk con ella antes de que estéis esposados.

Otra posibilidad es abalanzarse al rey, darle la mano y una palmadita en la espalda mientras le soltáis algo como “cómo va eso machote, eres clavaíto al del billete de los mil duros”. Cuando estéis escupiendo dientes un par de horas después, me contáis.

Pero si lo que os gusta es hacer reverencias, gritar guapo a quien os saluda con la mano moviendo solo la muñeca en redondo, si os gusta que os levanten la pasta por la cara, si os gusta plantar una silla en una calle una semana antes de una boda y sentís que sois siervos de una casta superior, esta es vuestra gente.

Pero todavía queda gente de bien, con criterio a la que no se le puede engañar. Los currantes, el motor de todo esto, los que se parten el culo cada mañana para que los campechanos puedan irse de vacaciones cada año con su puto yate y su interminable camada (está demostrado que alguien de sangre real procrea más rápido que las ratas, posiblemente gracias al esquí y la brisa marina en el yate).

Es la segunda vez que se juntan con idéntico resultado vascos, catalanes y el campechano. Aquí tenéis el resultado.


El primer video es cojonudo, sobre todo ver las caras de los jugadores escurriendo el bulto demostrando que la cosa no va con ellos. Nosotros los culés pusimos cara de cagados y los vascos de ficha policial, un poco lo que somos. A destacar la cara del toxicómano bilbaíno del público.


El segundo es un poco más de lo mismo, pero al ser en un pabellón, es más intimista, yo vi a unos cuantos en el palco con pinta de estar a punto de pedir socorro a peos.

A la espera de que se dé por aludido y se ponga a cavar zanjas, el poco esperanzado Doctor Deferiensia se va a ver el fútbol.

4 comentarios:

  1. Pues otro que se va a ver el futbol!

    Saludos.

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  2. mu gueno jajajajaja

    Un abrazo desde el alma

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  3. Esto de la pitada a los himnos está resultando lo más divertido de las finales de Copa. Porque el resto de la competición, incluida la final, suele ser un coñazo de padre y señor mío.

    Por cierto: vista "Pontypool". Muy buena, sí señor, aunque me gustó más "Infectados", dentro del mismo género.

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  4. Infectados me gustó, aunque no me acabó de convencer.

    Por cierto ¿veis Weeds?

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